Si me dieran a elegir…
Siento que ninguno de nosotros, ninguna de las personas que te ayudaron a crecer, con horas y días cargados de presiones, objetivos, planificaciones y kilómetros de soledad se lo merece. Pienso en todas los profesionales que hemos recorrido casi todas las carreteras y localidades de este país. Insisto, ninguno nos merecemos el final que otros han decidido para ti.
Te han vendido amiga, se han deshecho de ti incorporándote a un lote donde el menor valor, lo más insignificante, la mejor moneda de cambio, para no cambiar nada, has sido tú.
Para recordarte en este momento, mi mente me obliga a cerrar los ojos y dejarme llevar, mientras trascribo estas palabras, acompañado por los latidos de mi desbocado y apesadumbrado corazón. Si, amiga, has sido parte importante de mi vida y te han vendido. Te han abandonado al igual que ha ocurrido y ocurre con tantas empresas y símbolos en este país. Muchos son los que han decidido abandonar la historia y continúan creando de presentes irreales o inventados. Tarde o temprano, todos pagaremos esta factura.
Cuando terminé de leer la misiva que habían redactado, como si fueras otra esquela más a olvidar en esta historia, mis manos temblaban, mi corazón gritaba dentro de mi pecho, mis piernas deseaban huir de aquello que tanto dolor me estaba produciendo. Mis ojos se transformaban de nuevo en una fuente de lágrimas, al igual que ocurrió el día que alguien, superior a ti, decidió que ya no servíamos para continuar el trabajo que desarrollamos durante tantos años, mano con mano.
Te han vendido, sabiendo ellos que tu futuro será pasar de mano en mano, vendida una y mil veces al mejor postor, hasta que un día alguna otra cabeza pensante decida que ya no vales nada para ellos.
Y entonces, ¿Qué pasará?
No te preocupes amiga, los que un día crecimos junto a ti te estaremos esperando para recogerte y llevarte junto a todas las personas que te convirtieron en un miembro más de una familia que creció, de igual manera, a como crecieron cada uno de ellos.
Ahora, mientras escribo estas líneas para ti, vuelvo a llorar y me cuesta ver con claridad el teclado y la pantalla que tengo ante mí. Cada lágrima derramada significa un corazón, una persona, un profesional, un amante por un trabajo lleno de compromiso, esfuerzo y mucho amor propio para ofrecer lo mejor de sí mismo, y todo ello, a pesar de contar siempre con unos recursos muy limitados para tanto como podríamos habernos llegado a ofrecer. A pesar de ello, fuimos grandes, fuimos respetados y también fuimos respetuosos con todos nuestros compañeros de viaje.
Necesito respirar, el honor que existe en mi interior asfixia cada sentimiento compartido en este justo momento. Mi mente se llena de caras, expresiones, momentos, conversaciones y silencios vividos junto a tantos compañeros, los cuales no nombro, para que ninguno pueda sentir olvidado.
Siempre me he sentido un buen vasallo a la hora de desarrollar mi trabajo, buen compañero y un profesional con ética y valores. A la vez siento que nunca he coincidido con ese gran señor que me ayudara a crecer y mejorar, tanto personal como profesionalmente. Puede ser que las grandes empresas comiencen a mirar más por los valores personales que los profesionales en sus empleados. A buen seguro, todos ganarían en compañerismo y productividad. Te pido perdón si mis palabras pueden resultarte ofensivas, no es ésta mi intención y, si la de compartir como me sentí y porque tuve que abandonar una nave que ya no sentía como mía años atrás.
En este momento adquiero un compromiso de contigo y conmigo. No te dejaré ir, seguiré cada paso que des, buscaré cada noticia que hable de ti, para sonreír si veo que sigues viva con tu señorío y profesionalidad, o para secar mis lágrimas si percibo que te tratan como una simple mercancía de intercambios comerciales.
Nunca sentí que nos hubiéramos alejado el uno del otro, al contrario, he mimado cada parte de ti que ha llegado a mis manos estos últimos años. Buscando que esos momentos lograran trasladarme a ese primer día que comenzamos a caminar juntos.
Ha llegado el momento de la despedida y para ello te ofrezco un… hasta pronto amiga
Postdata:
Dedico estas letras y sentimientos a todas las mujeres y hombres que un día se sintieron orgullosos al trabajar contigo… Querida marca, añorada Ufesa.
D.E.P. Nunca tantos debieron tanto a tan pocos.