«Quiero llorar porque me da la gana»

(Federico García Lorca)

Mucho se habla de como vivimos hoy en día en un mundo globalizado donde los negocios, sinergias, guerras, ciertos movimientos sociales y hasta el ámbito de las relaciones personales se ven afectados por una nueva manera de comunicarnos entre las personas. Esta globalización, auspiciada por esos nuevos estatus sociales, los cuales facilita internet y sus redes sociales, abren nuevas posibilidades para que ciertas personas compartan como ven la vida.

Hace poco tiempo llegaba a mis manos como en ciertos países, de los llamados desarrollados, ha surgido una nueva fórmula a través de la cual, las personas expresan de manera pública lo que sienten, como les afectan las emociones y sentimientos en su realidad y logran hacer de todo ello una nueva manera de vouyerismo desde la que compartir sus tristezas y lágrimas.

Espacios como Youtube han facilitado una nueva manera para lograr expulsar la tristeza que las personas albergan en su interior. Viene a ser lo más parecido a eliminar ciertos demonios que ellos llevan dentro para encontrar, en cada uno de esas otras personas que visualizan su tristeza desde las lagrimas, buscando encontrar un infierno a los que poder largarlos.

Es cierto que las lagrimas son una buena manera de exteriorizar ese dolor que duele, pero nuestra propia naturaleza nos ofrece vías emocionales alternativas para dar salida a esas heridas. Vías como la rabia, la furia o gritar pueden ser algunas de ellas, aunque es cierto que ninguna de estas opciones son capaces de sanar tanto como esa intimidad escondida que logramos encontrar en la soledad de nuestra habitación donde llorar a gusto.

Esta internet vouyerista invita a que ciertas personas, como la creada por la periodista francesa Dara Moutot (http://webcamtears.tumblr.com/), a desarrollar un proyecto en el cual las lagrimas se convierten en una exposición de la tristeza colectiva, vista ahora como la nueva pornografía online. De hecho se ha logrado convertir a nuestro teléfono, ordenador o tablet en el mejor confidente -hablamos, comemos, reímos y hasta nos llegamos a masturbar- por lo que no es tan paradójico pensar que también se puede llorar frente a estos dispositivos.

Dara propone resucitar, desde un proyecto llamado «365  días: un catálogo de lagrimas» realizado por Laurel Nakadate, aquellas emociones que hoy en día son más impactantes para las personas como son los órganos sexuales femeninos y masculinos. La gente normaliza el sexo en internet y ya casi nadie se sorprende si, por error, abrimos una ventana incorrecta que nos traslada hacia ese otro mundo que mueve la industria del porno. Sabemos como se reacciona ante el sexo, pero, ¿cómo hacerlo cuando las emociones son más profundas?

Como ocurre con tantas nuevas propuestas, la protagonista de este proyecto nunca imaginó que la publicación de su primer vídeo donde se mostraba a ella misma llorando en sus redes sociales tuviera esa reacción en la gente. No tenía un proyecto definido en su mente para ese momento ya que solo quería comprobar qué sentía ante su muestra de tristeza en este nuevo mundo online. Y como suele ocurrir en algunos casos, lo  menos esperado funcionó. A pesar de que las lagrimas son incómodas para casi todos, ya que no estamos acostumbrados a esta exposición tan real de nosotros mismos, por la enseñanza y educación que hemos recibido sobre lo que debemos mostrar o esconder mientras lloramos.

A pesar de ello, la protagonista de esta experiencia, continuo su conversación consigo misma hasta derivar en ese nuevo concepto al que bautizó como pornografía emocional. Un concepto donde recoger esos momentos de tristeza que cada uno de nosotros podemos llegar a sentir y vivir, donde comprobar como las lagrimas se deslizan por nuestros rostros no debe ser ápice de vergüenza ni miedo.

Desde esta perspectiva pueden nacer en ti las mismas preguntas que le surgieron a Dara, preguntas del tipo:

 

¿Por qué diablos debo ocultar mi llanto?

 

¿Qué es lo que tienen las lagrimas y la tristeza para hacernos sentir incómodos?

 

Preguntas que deben servirnos como lazo de unión para entender que la tristeza es una emoción que forma parte de nuestra propio vida en ciertos momentos de ella y por ello, al igual que ocurre con otras emociones, es una vivencia humana y por ello está bien y debemos saber como gestionarlo para que nos sirva como esa vía de escape que a veces necesitamos.

Un año después de iniciado este proyecto artístico, Dara ya ha recibido más de setenta vídeos en su galería de lagrimas, un espacio que ya cuenta con suelo propio y que piensa hacerla viajar por el mundo a otras galerías.

Es cierto que esta propuesta de pornografía emocional, exponer la tristeza al mundo online, ha recibido multitud de controvertidas opiniones, ello no ha sido óbice para desatar ese voyeurismo que existe en la red, esa posibilidad de poder entrar en ese espacio tan íntimo que supone la habitación de las personas que viven su tristeza a solas… hasta hoy.

De esta manera, posiblemente, este experimento o experiencia, ha dado pie a poder conectar con esa naturaleza humana-pero no débil- que cada uno de nosotros, en demasiadas ocasiones, guardamos dentro solo para nosotros.

 

«Cuando te grabas a ti mismo llorando, algo de dolor se va»

(Dara Moutot)

Adolfo López

Escritor&Coach

#SoyloqueAmo

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